Hoy es vuestra noche mágica, noche en la que repartiréis ilusiones, caprichos y también muchos regalos.
He pasado ya de esa edad en la que se piden demasiados obsequios, y lo material poco me importa ya. Por eso, seré breve y concisa, como de costumbre; no querría que perdiesen demasiado tiempo en atender mi súplica.
Déjenme pedirles sólo una cosa, y es que ninguna niña ni ningún niño se quede sin regalo.
Confío en vosotros, como cada año, para que mi esperanza sea también cumplida, y disculpen mi atrevimiento