No seré yo quien defienda o ataque al gobierno griego.
No estaré ni a favor ni en contra del tan aclamado por unos y vilipendiado por otros, Yanis Varoufakis.
Lo han dejado en un segundo plano, porque sus negociaciones con el Eurogrupo se habían estancado. Dicen que ya no existían.
Y que los obstáculos principales continuaban siendo la negativa de Atenas a la liberalización del despido, a la bajada de las pensiones y a la permisión de los desahucios hipotecarios.
Casi nada… Juzguen ustedes, porque a mi, se me ha encogido el corazón.