Desconozco si la mayoría de los españoles querían los Juegos Olímpicos en Madrid o, por el contrario, éramos más a los que nos horrorizaba la idea. Tampoco es que sea de mayorías, sino de verdades y justificaciones.
Porque tiene cierta gracia que una de las Comunidades Autónomas con más déficit quisiera albergar unos Juegos Olímpicos, con el gasto añadido que eso supone.
Un país en el que se está aplicando una política de austeridad en todos los ámbitos, ¿cómo es que tenía presupuesto para celebrar dichos Juegos?
Recortes polémicos en Educación, hospitales públicos privatizados… pero, oh, los Juegos serían la panacea para la ciudad.
Y lo peor no es que no nos hayan concedido los Juegos, sino la imagen que España ha proyectado al extranjero.
Deleznable. La situación económica de España cuyos datos en los próximos años son catastróficos, añadidos a la representación de nuestros gobernantes en la candidatura de dichos Juegos.
¿De verdad querían los Juegos Olímpicos o que se rieran de nosotros?