Sí, después de la catástrofe
surgida en Galicia, la vida tiene que seguir para los que se quedan. Porque así tiene que ser…
Ha sido noticia en todos los medios, se ha hablado mucho sobre el tema… Técnicos de todos los ámbitos han dado su opinión…
Pero, curiosidades de la vida, hasta ahora, ningún responsable ni directivo ni político nos ha podido decir con qué clase de seguridad contaba ese tren ni en ese lugar del accidente.
El mantenimiento era el correcto… ¿Qué mantenimiento? ¿En estos momentos un tren no tiene la suficiente seguridad ante un fallo humano?
La seguridad en las vías gallegas son las propias de la velocidad alta, que no alta velocidad… Con vaya juego de palabras nos han venido…
Señoras y señores, ¿por qué nunca tienen el valor de asumir responsabilidades? ¿Acaso peligra algún contrato con el extranjero?
Les sobra valor para culpar del fallo humano a una persona, pero les faltan agallas para asumir responsabilidades.
El pueblo gallego se merece saber la verdad. Todos los que viajaban en ese tren deben conocer qué es lo que ha pasado realmente. Por dignidad.
Y sobre todo, Galicia, se merece la misma seguridad con la que cuenta el resto de España. Por equidad, por conciencia y por justicia.