En su bar, los señores diputados pueden permitirse «beber» y «comer» a un precio inferior que el resto de los ciudadanos de este país.
Vino y cerveza a precios de ganga. Desayunos y menús más económicos que los que tiene que pagar cualquier ciudadano.
En un país en plena crisis económica, con incesantes recortes en gastos sociales, la cantidad que el Congreso aporta este año a su servicio de restauración asciende a cerca de un millón de euros.
Por cierto, ¿se imaginan ustedes la máquina del café en los centros de trabajo, vendiendo, además de refrescos, «gin-tonic»?
«Lo más escandaloso que tiene el escándalo es que uno se acostumbra.» Simone de Beauvoir (1908 – 1986. Novelista y filósofa francesa.)